Porque todo sucedió en el baño es la historia de Pablo, Matías, Leandra y Lala.
Leandra, Pablo y Matías fueron compañeros hace mucho tiempo. En el baño del colegio, Matías descubrió una parte de sí mismo, en callado silencio. Diez años más tarde, como quien intenta preservar un retazo de experiencia, como quien intenta volver sus pasos sobre su propio pasado para enmendar amores inconclusos e historias no vividas, Matías compra ese baño. Y reúne a sus viejos compañeros de escuela para revivir aquellos momentos que quedaron intactos en su memoria. Pero la escuela ya no es escuela. Y ni Matías, ni Pablo ni Leandra son ya adolescentes.
La edad de la inocencia ha terminado. Ahora, en sus intentos por volver a acercarse al otro, por no estar solos, se torturan entre sí, cada uno con sus armas y con la potencia devastadora de la revelación de silencios bien guardados, en un juego de deseos y secretos que busca su fin, hasta que lo encuentra.
Porque todo sucedió en el Baño cuenta la historia de sus personajes en tres tiempos y dos espacios: el pasado, territorio evocado por el relato de cada uno de ellos según cómo ha conservado - u olvidado - el mismo recuerdo cada memoria; el presente, el tiempo del Baño comprado por Matías; y el futuro, ese tiempo posterior al fin de todos los juegos, en el que Matías y Pablo vuelven a encontrarse - esta vez por azar -en un Aeropuerto, en alguna ciudad de algún lugar, apresados en un secreto compartido que no pueden pronunciar. Ni remediar.
Sobre la dramaturgia
A partir de ese primer material, avancé hacia delante y hacia atrás en la historia, hasta llegar a una primera versión del texto que comenzamos a investigar en los ensayos con los actores.
Mucho antes que como dramaturgo, me defino como actor y director, y es desde allí - desde la confianza absoluta en la potencia del cuerpo del actor - desde donde escribí la obra y con la idea de poder investigar, ya en la instancia de ensayos, hasta qué punto aquello que no es la palabra ni lo explicitado argumentalmente en el texto (el lenguaje de los cuerpos en escena) puede completar la narración en el hecho teatral.
Quizás de eso se trate la obra: de lo que no hacemos, de lo que no quisimos hacer o ni nos imaginamos que hicimos.
Y de las cosas que quisiéramos, que más deseamos hacer pero que no sabemos cómo. O que creemos que inconfundiblemente hicimos, pero que el otro jamás se entero.
Y si lo hicimos, para otro pero el otro no se enteró ¿Realmente sucedió?
Porque todo sucedió en el baño es el cruce de las historias de cuatro personas que viven por algo que nunca pueden poner en palabras, que no saben siquiera cómo nombrar, aunque crean que todo está dicho.
La espera eterna de una respuesta a algo que hicimos.
El no hacer nada, aunque creemos haberlo hecho todo.
Dirección y puesta en escena
Para la puesta de la obra convoqué a 4 actores que se formaron en Timbre 4 (Alejandra Carpineti, Andrés Ciavaglia, Juan Ruy Cosin y Francisca Ure) a quienes ya conocía por distintos talleres que dictamos en la Escuela. Ensayamos durante casi un año, antes de estrenar en Mayo de 2009. El desarrollo narrativo de Porque todo sucedió en el baño alterna intermitentemente entre el pasado y el presente para poder reconstruir la historia de sus cuatro personajes. Probamos distintos encadenamientos de cada escena dentro de la totalidad, hasta que se cristalizó el modo en que mejor funcionan entre sí, iluminándose mutuamente.
Durante el proceso de investigación - al comenzar a probar el funcionamiento del texto en las primeras pasadas de la obra completa - fueron apareciendo algunas necesidades que me llevaron a reescribir algunas escenas de la obra y a repensar su funcionamiento estructural: así reemplazamos algunas escenas por otras nuevas y reorganizamos el orden en que se suceden las escenas que transcurren en el Baño y en el Aeropuerto.
Los dos espacios diferenciados –Baño y Aeropuerto – en los que transcurre la acción de la obra nos planteaban un gran desafío para la puesta y la resolución espacial de la obra. Aquello que tienen en común los dos espacios es que ambos, al ser de uso público, son absolutamente impersonales y por lo tanto absolutamente ajenos a los personajes – tan ajenos como los son ellos entre sí. Sin embargo, aún siendo lugares de tránsito, Baño y Aeropuerto se convierten, dentro de la obra, en espacios que los personajes recordarán el resto de sus vidas, porque paulatinamente van convirtiéndose en el campo de batalla en el que ocurren los momentos determinantes de sus biografías personales.
Al articular pasado y presente en el montaje elegí trabajar también el contrapunto en la forma de habitar el tiempo que tienen los personajes en cada momento de sus vidas: las escenas que ocurren en el baño tienen una puesta en escena dinámica y algo frenética, y la acción se sucede con el vértigo veloz con que muchas veces hacemos y hacemos sin mediar nuestras acciones por la reflexión y la conciencia.
Las escenas que transcurren en aeropuerto, en cambio, son estáticas y están desprovistas ya de toda urgencia. Allí, en ese aeropuerto que reúne por azar nuevamente a los personajes, pareciera que el tiempo - al menos para ellos - estuviera detenido
De todo esto trata Porque todo sucedió en el baño. De todo esto y de todo aquello que el espectador pueda completar del relato, en los intersticios que la obra deja abiertos para que la imaginación del espectador haga también su recorrido singular por la geografía del Baño.
Lautaro Perotti para GeoTeatral