Viernes 22 hs - Teatro Timbre 4

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Porque todo sucedió en el baño :: De Lautaro Perotti

Leandra, Matías y Pablo fueron compañeros hace mucho tiempo. En el baño del colegio, Matías descubrió una parte de sí mismo, en callado silencio. Diez años más tarde, como quien intenta preservar un retazo de experiencia, como quien intenta volver a su propio pasado para enmendar amores inconclusos e historias no vividas, Matías compra ese baño. Y reúne a sus viejos compañeros de escuela para revivir aquellos momentos que quedaron intactos en su memoria. Pero la escuela ya no es escuela. Y ni Matías, ni Pablo ni Leandra son ya adolescentes.

La edad de la inocencia ha terminado. Ahora, en sus intentos por volver a acercarse al otro, por no estar solos, se torturan los unos a los otros, cada uno con sus armas y con la potencia devastadora de la revelación de silencios bien guardados, en un juego de deseos y secretos que busca su fin, hasta que lo encuentra.

Porque todo sucedió en el Baño cuenta la historia de sus personajes en tres tiempos y dos espacios: el pasado, territorio evocado por el relato de cada uno de ellos según cómo ha conservado - u olvidado - el mismo recuerdo cada memoria; el presente, el tiempo del Baño comprado por Matías; y el futuro, ese tiempo posterior al fin de todos los juegos, en el que Matías y Pablo vuelven a encontrarse - esta vez por azar -en un Aeropuerto, en alguna ciudad de algún lugar, apresados en un secreto compartido que no pueden pronunciar. Ni remediar.


miércoles, 3 de marzo de 2010

Sobre jóvenes de la era posmo, Por Luis Mazas para Revista 23

Un joven compra el baño de su vieja escuela secundaria, ahora derruida, para vivir ahí... como quien se traba en el pasado. En Porque todo sucedió en el baño importa que los ex estudiantes confronten el malentendido que indigesta su amistad; paraliza a uno, pone en fuga al otro.

El autor Lautaro Perotti añade dos chicas rondando el círculo masculino, sin penetrarlo sino aleatoriamente. Una insistiendo
en hacerse sitio en ambos, otra, conformándose con bordear el conflicto con descontracturado humor de descarga.

Los códigos del texto acercan al espectador a la dialéctica de esta rara generación de la eterna adolescencia tardía, entrampada en la indefinición de sus compromisos y proyectos. Los actores del riñón de Claudio Tolcachir juegan otra vez la dúctil impostura de la no-actuación, con convincente veracidad. Muy bien resuelto el espacio sanitario que escenifica Sol Soto.

Perotti revela, acaso sin proponérselo, cómo tras la aceptación indolente del "todo bien" y el "es lo que hay" nuestros hijos escudan su soledad esencial, sus más frágiles, irresueltas emociones.