El autor Lautaro Perotti añade dos chicas rondando el círculo masculino, sin penetrarlo sino aleatoriamente. Una insistiendo
en hacerse sitio en ambos, otra, conformándose con bordear el conflicto con descontracturado humor de descarga.
Los códigos del texto acercan al espectador a la dialéctica de esta rara generación de la eterna adolescencia tardía, entrampada en la indefinición de sus compromisos y proyectos. Los actores del riñón de Claudio Tolcachir juegan otra vez la dúctil impostura de la no-actuación, con convincente veracidad. Muy bien resuelto el espacio sanitario que escenifica Sol Soto.
Perotti revela, acaso sin proponérselo, cómo tras la aceptación indolente del "todo bien" y el "es lo que hay" nuestros hijos escudan su soledad esencial, sus más frágiles, irresueltas emociones.